Pesadilla 1



Pesadilla 1                    

Mis pies se aferran al fondo, a la arena, mientras las olas llegan hasta mí y me cubren acercándose cada vez más a mis labios. No importa qué tanto me esfuerce por mirar al cielo, sé que en cualquier momento el agua me arrastrara y me hundirá hasta el fondo. Estoy a la deriva.

Es inútil, pienso, intentar nadar, no sé hacerlo y menos ahora que mis brazos se sienten tan pesados y atados, como sí yo misma fuera una roca, que no puede hacer nada más que recibir el agua que embate cada vez más y más fuerte. Me ahogo, me hundiré solo es cuestión de tiempo, y veo a mi alrededor gente que pasa nadando, disfrutando el mar, como si fuera tan simple moverse, como si yo no estuviera aquí aferrándome a mi vida, después de haberlo intentado, después de haberme esforzado, y llegar ahora al punto en el que estoy, en el cual no sé hacia dónde girar, hacia dónde encontrar un nivel más alto. Los veo a todos, riendo, siendo felices, cruzando el mar y agradeciendo los rayos del sol. A mí el sol solo me ciega, y las puntas de mis pies no reciben tregua del esfuerzo. ¿Por qué simplemente no me hundo? ¿Por qué las corrientes no me arrastran de una vez? No puedo pelear contra las olas, no puedo seguir aferrándome a la arena, mis brazos no responden, no puedo ir a ningún lado; el agua sigue entrando a mis pulmones, no voy a luchar. No quiero ver más.

Bajo mis talones y me voy.

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